Miu, miu, miu 17/04/13



Miu, miu, miu. Tres sonidos que de primeras puede querer  decir muchas cosas o ninguna. 

Pongámonos en situación; Al final del día, tumbado en el sofá, intentado concentrarte en lo que quiera que pongan en la tele para desconectar del duro día de trabajo. De fondo suena una vocecita casi imperceptible, pero alcanzas a oír palabras sueltas. El niño, el carrito, 600 euros, maxi cosi, armario para la ropita, etc. Afortunadamente tengo una técnica muy depurada con la que consigo analizar, catalogar y, si fuese necesario olvidar inmediatamente, cualquier conversación conforme va llegando a mis oídos. Básicamente es por propia supervivencia. Yo lo llamo técnica del descarte. Aunque en muchas ocasiones me acarrea discusiones de pareja. Pero bueno esa es otra historia que cualquier día contaré.
  Lo cierto es que en medio de toda esa vorágine de ruidos son esos tres monosílabos los que hicieron saltar todas las alarmas.
Pueden parecer pocos datos para alguien profano en el mundo gatuno. Pero para alguien que tiene el oído educado  o que está curtido en mil situaciones, como es mi caso, ya en el primer "miu" se teme lo peor. En el segundo confirma que verdaderamente ha oído un maullido, que por el tono y el volumen son de recién nacidos y que están en el patio. En ese instante le vienen a la mente una serie de recuerdos atropellados y aparentemente sin sentido, pero que si los alineas uno detrás del otro y los encuadras en una línea temporal, se empiezan aclarar las ideas y a darte una percepción aproximada  de lo que verdaderamente está pasando. El tercer "miu" no hace sino confirmar lo inevitable. Que la gata, esa misma que cuando salías al patio la veías saltar desde la hamaca donde toma el sol a la valla no sin antes dedicándote un gruñido, y que en las últimas semanas había engordado tanto que parecía que en uno de los saltos, en vez de parir los gatos los iba a vomitar. Había decidido, como parte de su VENDETTA personal, traer a sus crías y colocarlas donde le pareció más oportuno, ENCIMA DEL JAZMÍN

Así todo y con motivo de la Feria de Sevilla en el patio de casa, sin el permiso de la autoridad e independientemente de que el tiempo lo impida o no, se lidiará 6 gatos 6 de la misma ganadería para los primeros espadas  Guanito el oreja fina y Mariquilla la Revuelo que NO irán acompañados de sus correspondientes cuadrillas de banderilleros y picadores. El festejo dará comienzo inmediatamente y estará amenizada por la banda municipal de maullidos nocturno.

Pesadilla de sobremesa 08/04/13



Un calambre recorre mi cuerpo desde donde la espalda pierde su casto nombre hasta la nuca. Y DESPERTÉ DANDO UN BOTE. Suerte que la mesita de delante del sofá me para, y solo me he dado un leve golpe en la frente y en una de las rodillas,  de otra manera el duro ladrillo rojo del suelo me hubiera dado la buenas tardes…Cara a cara.
Frente a mí un vaso vacío, media botella de agua, el jarabe para la tos y una tableta empezada de pastillas amoxicilina. Al fondo la tele, algo borrosa y en un idioma que desconozco por completo.
Vuelvo a apoyar la cabeza suavemente sobre el cojín doblado y húmedo, y mirando al techo empiezo a recordar…
Todo empezó con cuando un torpe ejército de zombis me perseguía mientras yo, más torpe aún, intentaba  llegar al hospital que a través de la niebla se divisaba a lo lejos. Consigo llegar a la camilla donde entre los focos distingo la cara del doctor Vilches consultando mi caso al doctor House, y éste le responde algo pero no consigo entenderlo (claro, si es que habla en inglés!). Fusil en mano  y a lomos de un caballo junto al Águila Roja, disparamos  a unos seres con patas de araña que corren desesperados. Suena el teléfono, es Holmes que quiere que le acompañe a comisaría, nos ha salido un caso. Me subo al coche con el mentalista.  Castle y Sheldon Cooper van en el asiento de atrás. Tenemos poco tiempo, ya nos había avisado Jack Bauer que solo era cuestión de 24 horas. Nos reunimos con el equipo. Hochtner, JJ, Penelope Garcia y Prentiss ya están allí, el resto de camino.

Hay que devolver un objeto al  Almacén numero 13. El señor Cuesta me lo entrega en mano, pero es cuando me doy la vuelta para subirme al coche con Penny,  que Grissom aprovecha para dispararme con la taser por la espalda.

Tenía que haber leído bien los efectos secundarios antes de automedicarme.