Pesadilla de sobremesa 08/04/13



Un calambre recorre mi cuerpo desde donde la espalda pierde su casto nombre hasta la nuca. Y DESPERTÉ DANDO UN BOTE. Suerte que la mesita de delante del sofá me para, y solo me he dado un leve golpe en la frente y en una de las rodillas,  de otra manera el duro ladrillo rojo del suelo me hubiera dado la buenas tardes…Cara a cara.
Frente a mí un vaso vacío, media botella de agua, el jarabe para la tos y una tableta empezada de pastillas amoxicilina. Al fondo la tele, algo borrosa y en un idioma que desconozco por completo.
Vuelvo a apoyar la cabeza suavemente sobre el cojín doblado y húmedo, y mirando al techo empiezo a recordar…
Todo empezó con cuando un torpe ejército de zombis me perseguía mientras yo, más torpe aún, intentaba  llegar al hospital que a través de la niebla se divisaba a lo lejos. Consigo llegar a la camilla donde entre los focos distingo la cara del doctor Vilches consultando mi caso al doctor House, y éste le responde algo pero no consigo entenderlo (claro, si es que habla en inglés!). Fusil en mano  y a lomos de un caballo junto al Águila Roja, disparamos  a unos seres con patas de araña que corren desesperados. Suena el teléfono, es Holmes que quiere que le acompañe a comisaría, nos ha salido un caso. Me subo al coche con el mentalista.  Castle y Sheldon Cooper van en el asiento de atrás. Tenemos poco tiempo, ya nos había avisado Jack Bauer que solo era cuestión de 24 horas. Nos reunimos con el equipo. Hochtner, JJ, Penelope Garcia y Prentiss ya están allí, el resto de camino.

Hay que devolver un objeto al  Almacén numero 13. El señor Cuesta me lo entrega en mano, pero es cuando me doy la vuelta para subirme al coche con Penny,  que Grissom aprovecha para dispararme con la taser por la espalda.

Tenía que haber leído bien los efectos secundarios antes de automedicarme.